Un caballero español es ante todo un hombre. Un señor que se viste por los pies. Y a Gala-Fon, flamante tricampeón de Champions, no se le caen los anillos por hacerle un reconocimiento a 62.
62 puede ser muchas cosas. Es ese hermano pequeño bajito, gordo y siempre manchado de chocolate que se dedica a molestar a su hermano mayor. Ese ese preso que goza de privilegios en la cárcel por chivatearse a los guardias. Es ese vecino gruñón que le quita el balón a los niños que simplemente intentan armar un partido de fútbol en la calle. Es ese técnico de internet que te dice que aparece entre las 8 y las 14h y a las 15h te llama para decirte que hoy no ha podido pasarse y que ya llamará.
Pero 62 también es un competidor feroz. Un tipo que no quiere perder jamás y que usará todos los recursos al alcance de su joy para no hacerlo. Los dioses del Wini no le tocaron con la varita del talento. Pero desde los avernos le dotaron de un canibalismo competitivo que hace que haya podido llevar a DCK y Gala-Fon al límite en dos finales de liga. Perdió las dos: contra Gala-Fon por un punto y con DCK ha llegado empatado.
Mi mayor reconocimiento para 62 es que si tengo que jugar una final, aunque yo sea superior y tenga más talento, no quiero ver a 62 delante.
Mi gran amigo 62 es un tipo que dignifica la Wini. El único inconveniente, pero muy grande, es su negativa a jugar con los pesos pesados. Ese veto le hace perder mucha categoría.
